Así lo señaló en un mensaje enviado en nombre por el secretario de Estado, Pietro Parolin, a la 71 Semana Litúrgica italiana que se celebrará en la ciudad de Cremona desde hoy al 26 de agosto y en el que sacó a la luz algunos problemas en la celebración de la liturgia.
Francisco observó que las misas «suspendidas» durante el largo período de confinamiento por la pandemia y las posteriores dificultades para reanudarla, «confirmaron lo que ya se observaba en las asambleas dominicales de la península italiana, un alarmante indicio del avanzado estado del cambio de época».
Pero también, destacó que este tiempo de privación ha permitido, «en efecto, percibir la importancia de la divina liturgia para la vida de los cristianos».
Y agregó, que las misas «están desequilibradas» en cuanto» a la presencia generacional, la falta de homogeneidad cultural y la dificultad de encontrar una integración armoniosa en la vida parroquial».
Ante ello, el pontífice argentino deseó que durante esta Semana Litúrgica Nacional se puedan «identificar y sugerir algunas líneas de atención pastoral litúrgica para ofrecer a las parroquias, para que los domingos, la asamblea eucarística, los ministerios, el rito salgan de esa marginalidad hacia la que parecen caer inexorablemente, y recuperar la centralidad en la fe y la espiritualidad de los creyentes».
Con información de Milenio