En el Día Nacional del Maíz reconocernos el gran esfuerzo de las productoras y los productores para impulsar la producción de este grano esencial en la alimentación de todas y todos los mexicanos.
Es la base de la alimentación de las culturas mesoamericanas y un grano esencial para los platillos que conforman nuestra variada gastronomía
En México, el maíz es más que un alimento: es identidad, tradición, cultura y biodiversidad. Es la base de la alimentación de las culturas mesoamericanas y un grano esencial para los platillos que conforman nuestra variada gastronomía, desde tacos y tamales hasta pozole, esquites y tlayudas.
México es también el centro de origen del maíz y resguarda al menos 59 razas nativas. Conservarlas no solo es un acto cultural, sino estratégico: son fundamentales para enfrentar los retos del cambio climático, las sequías y las plagas, asegurando alimento para las generaciones futuras.
Este 29 de septiembre celebramos el Día Nacional del Maíz y reconocernos el gran esfuerzo de las productoras y los productores para impulsar la producción nacional, la transformación, el comercio y consumo de este grano esencial en la alimentación de todas y todos los mexicanos.
Pero también representa soberanía alimentaria, un pilar de la Cuarta Transformación y de nuestra presidenta Claudia Sheinbaum; entendiéndose como el fortalecimiento de todas las capacidades necesarias para garantizar el derecho constitucional a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad para toda la población, hoy y mañana.
Impulsar la siembra de maíz por pequeños y medianos productores fortalece la economía rural, mantiene vivas las comunidades campesinas y evita la migración forzada. Cada tortilla hecha con maíz criollo es también un acto de apoyo a quienes resguardan saberes ancestrales y conocimientos agrícolas milenarios.
Por décadas se repitió: sin maíz, no hay país y no es para menos esta afirmación, pues forma parte de la vida cotidiana de las familias mexicanas, ya sea en los tradicionales tacos o en pozole, enchiladas, esquites, tamales, tlacoyos, tlayudas y sopas, por mencionar algunas de las múltiples opciones.
Aunque México es autosuficiente en maíz blanco para consumo humano, aún se importa maíz amarillo para la industria pecuaria y de alimentos procesados. Al aumentar la producción nacional de ambos tipos se disminuye nuestra vulnerabilidad frente a precios internacionales y tensiones comerciales.
Para el Gobierno de México, a través de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, es estratégico aumentar la producción de maíz para fortalecer la autosuficiencia y soberanía alimentaria. Para ello, como parte del Plan México, se trabaja para incrementar de 21.3 millones de toneladas (2025) a 25 millones de toneladas (2030) de este grano.
Como parte de esta estrategia se pretende tener una producción adicional en el sur-sureste, que en 2030 asciende a tres millones 597 mil toneladas más.
Este año se prevé una producción nacional de maíz blanco de más de 20 millones de toneladas, asegurando el abasto nacional de maíz blanco (DGSIAP, julio 2025).
Producir maíz, principalmente maíz blanco, es un acto de soberanía alimentaria porque asegura el abasto nacional, protege la biodiversidad, fortalece a las comunidades rurales y preserva la identidad cultural.
Cada tortilla, tamal o esquite nos recuerda que nuestra soberanía alimentaria comienza en el campo y se refleja en nuestras mesas.