“Si Estados Unidos o el Reino Unido piden más tiempo para continuar con las evacuaciones, la respuesta es no. O habrá consecuencias”, declaró Suhail Shaheen, un portavoz talibán, al canal británico Sky News.
El presidente estadounidense, Joe Biden, presionado por sus aliados, entreabrió el domingo la posibilidad de mantener las tropas más allá del 31 de agosto para seguir con la evacuación, algo que para Shaheen significaría “prolongar la ocupación”.
El gobierno británico de Boris Johnson había anunciado poco antes su intención de abogar ante Estados Unidos por prolongar las operaciones en Kabul más allá de la fecha límite, durante una cumbre virtual del G7 organizada para el martes.
Desde que tomaron el poder en Afganistán el 15 de agosto, los talibanes intentan convencer a la población de que su régimen será menos brutal que el precedente, entre 1996 y 2001. Pero sus promesas no detienen la voluntad de miles de huir del país.
Estados Unidos ya evacuó a unas 30 mil 300 personas desde el 14 de agosto, indicó el domingo la Casa Blanca, que espera sacar del país a 15 mil estadounidenses y también a unos 50 mil o 60 mil afganos. Los países occidentales trasladaron a miles más.
La víspera, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Josep Borrell, estimó “imposible” evacuar a todas las personas antes del 31 de agosto, en una entrevista con la AFP.
Para reforzar la evacuación, Washington ordenó a seis grandes aerolíneas comerciales traer a Estados Unidos a los evacuados de Kabul que se encuentran en bases norteamericanas en el Golfo y Europa.
Las impactantes imágenes en el aeropuerto de Kabulde la operación de evacuación que incluyen bebés y niños entregados a soldados entre alambres de púas y hombres colgados de aviones en pleno despegue, han dado la vuelta al mundo.
“No hay manera de evacuar a tanta gente sin dolor ni pérdidas y sin imágenes desgarradoras”, reconoció el presidente estadounidense.
Varias personas ya perdieron la vida en circunstancias poco claras en el exterior del aeropuerto. A estas se suma el deceso de un guardia afgano este lunes en un tiroteo con desconocidos, que después implicó a soldados estadounidenses y alemanes, según el ejército alemán.
A la espera todavía de un milagro, familias enteras permanecen entre los alambres que rodean el perímetro que separa a los talibanes de las tropas estadounidenses en las inmediaciones del aeropuerto, donde el acceso sigue siendo difícil.
Biden explicó que se extendió este perímetro con el acuerdo de los talibanes, horas después de que un dirigente del movimiento fundamentalista, Amir Khan Mutaqi, culpara a Estados Unidosdel caos en el aeropuerto y advirtiera que no podría prolongarse mucho.
La ciudad de Kabul registra por su parte una cierta calma. Los combatientes talibanes patrullan sus calles y vigilan desde puestos de control.
Aunque todavía no se ha instaurado ningún gobierno, las negociaciones continúan con personalidades afganas para lograr un gabinete “inclusivo”.
Pero los talibanes advirtieron que no anunciarán la constitución de un nuevo gobierno mientras haya soldados de Estados Unidos en Afganistán, declaró una fuente del movimiento islamista a la AFP.
Los fundamentalistas buscan a su vez imponer la imagen de su autoridad, al sustituir la bandera tricolor de Afganistán con la bandera blanca del movimiento.
En una carretera de Kabul, hombres jóvenes vendían banderas de los talibanes, que llevan un texto en negro con la proclama musulmana de fe y el nombre formal del régimen: “Emirato Islámico de Afganistán”.
“Nuestra meta es ondear la bandera del Emirato Islámico por todo Afganistán”, comentó este fin de semana a la AFP el vendedor Ahmad Shakib, un estudiante universitario de economía.
Fuera de Kabul se han dado brotes de resistencia contra los talibanes. Algunos exsoldados del gobierno se congregaron en el valle de Panshir, al norte de Kabul, conocido como un bastión antitalibán.
Los talibanes anunciaron este lunes haber rodeado a los combatientes de la resistencia, aunque aseguraron que “intentan resolver este asunto pacíficamente”.
En la noche, informaciones no confirmadas mencionaron enfrentamientos en los alrededores del valle, donde el exvicepresidente Amrullah Saleh se refugió y decretó la resistencia contra los fundamentalistas.
En las redes sociales, las cuentas favorables a la resistencia niegan cualquier avance de los talibanes, asegurando que las emboscadas los detuvieron.
Uno de los dirigentes del movimiento en Panshir, denominado Frente de Resistencia Nacional (FRN), es Ahmad Masud, hijo del conocido comandante antitalibán Ahmad Shah Masud.
El FRN está preparado para un “conflicto de largo plazo”, dijo a AFP su portavoz Ali Maisam Nazary, si no se alcanza un compromiso con los talibanes sobre un gobierno descentralizado.
Según el vocero, miles de afganos llegaron a Panshir para combatir contra el nuevo régimen o para refugiarse. “Estamos preparados para defender Afganistán y advertimos de un baño de sangre”, declaró el domingo Masud a la cadena Al Arabiya.