El volante de Cruz Azul y el defensa de los Pumas fueron captados en una fiesta sin tomar medidas sanitarias
Los futbolistas mexicanos siguen mostrando que su nivel de disciplina, profesionalismo e Inteligencia no es de muy alto grado.
Con la única responsabilidad de cuidar su cuerpo, los jugadores han hecho oídos sordos a las recomendaciones de quedarse en casa para evitar contagios en esta época de pandemia.
Ahora aparecieron los casos de Pablo Cepellini, volante de Cruz Azul y Alan Mozo defensa de los Pumas, que fueron captados en una fiesta sin tomar medidas sanitarias.
Trascendió que en La Noria, la directiva de Cruz Azul encabezada por Jaime Ordiales ha multado al jugador uruguayo mientras que Robert Dante Siboldi no lo tomará en cuenta para próximos juegos.
En el caso de Mozo, se habla que desde el inicio del torneo no ha querido seguir con las normas para recuperar su forma física, por lo que ha sido ignorado por el cuerpo técnico del Universidad Nacional, desde la época en que Miguel González ‘Michel’ estaba al frente de los universitarios.
Por el momento, los Pumas ya informaron mediante un breve comunicado que habrá sanción económica, además de dejar fuera una jornada al lateral.
Se habla que la reunión donde fueron captados, realizada en casa de Cepellini, fue antes de que se disputara la fecha cinco del actual torneo, en la cual Pumas visitó a Mazatlán y Cruz Azul recibió al FC Juárez.
Este caso se une al de Jonathan Orozco y Gerardo Arteaga en Santos, uno festejó su cumpleaños con invitados y otro fue a unos arrancones fuera de su estado; los jugadores del Guadalajara Cristian Calderón, Uriel Antuna y Alexis Vega, captados en múltiples ocasiones en fiestas o reuniones, o «La Chofis» Eduardo López que salía de su casa sin tapabocas.
En Monterrey está el caso de Hugo González quien festejó su cumpleaños, invitando a Dorlan Pabón, su compañero y a Diego Reyes de Tigres. Además de Nahuel Guzmán, portero felino a quien no le importó la cuarentena e hizo programas para YouTube y al final salió contagiado.
Los futbolistas se sienten dioses y piensan que nada les pasará, sus familias sin las primeras afectadas y las directivas siguen solapando.
Información: El Universal Deportes
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