El encierro al que han tenido que recurrir las familias mexicanas a causa de la pandemia de COVID-19 ha estallado una problemática de violencia machista dentro de los hogares. La situación ha obligado a decenas de mujeres, niñas y adolescentes a escapar para preservar su vida. Los datos proporcionados por la Red Nacional de Refugios (RNR) refieren que durante 2020, los rescates de mujeres que viven violencia de género se acrecentaron al igual que sucedió con otras intervenciones de esta asociación civil.

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Violencia contra mujeres sube en estados aliancistas: tienen el 42% de asesinatos en 11 meses de 2020

Ciudad de México, 4 de febrero (SinEmbargo).– La violencia machista que padecieron durante 2020 las mujeres, niñas y adolescentes en sus hogares —a los cuales tuvieron que confinarse a causa de la pandemia de la COVID-19— obligó a muchas de ellas a huir del encierro con sus agresores e incrementó en un 300 por ciento los rescates realizados por la Red Nacional de Refugios (RNR).

“El miedo me hizo salir, o sea más que nada el miedo que tenía de que me quitaran a mis hijos y que me fuera hacer algo (…) sufrí todas las violencias, bueno me golpeaba, me insultaba, pues me quiso hasta matar”, relató una mujer de 20 años, beneficiaria de estos refugios, a la RNR, la cual cuenta con 75 espacios de protección y atención a nivel nacional.

Los datos proporcionados este jueves por la Red muestran que el año pasado se atendieron, a través de los espacios de atención y protección, vía telefónica y redes sociales, a 46 mil 514 personas, lo que representó un incremento del 39 por ciento con respecto al año anterior.

La situación es parte de la violencia que enfrentó México el año pasado, cuando el machismo y la impunidad cobraron la vida de más de tres mil mujeres, niñas y adolescentes. La Red indicó que en el 2020 se registraron los índices más altos “debido al confinamiento y la ausencia de estrategias integrales e intersectoriales del Estado mexicano para prevenir, atender y erradicar las violencias contra las mujeres y las infancias”.

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La alarma se agudiza cuando dos de cada 12 mujeres que solicitaron acompañamiento a la Red Nacional ya habían pedido apoyo a una instancia gubernamental, pero no recibieron la atención esperada. Esto es para esta organización feminista una muestra clara de la revictimización y la falta de estrategias articuladas.

“Fui a extender mi orden de protección, la abogada me preguntó si ya me había golpeado de nuevo, le contesté que no, me dijo que entonces no podía renovarlas (…) necesito llegar golpeada o que me mate para que me las den, te das cuenta de que no es cierto que te apoyan si denuncias”, denunció en ese sentido una mujer de 28 años, que es beneficiaria de los refugios.

Por ello, la asociación civil señaló el incumplimiento en el que incurre el Estado mexicano, cuya obligación —explicó— es detener cualquier posible situación de riesgo y no esperar a que la vida de una mujer esté comprometida o haya evidencias físicas.

“Recordemos que los feminicidios son el resultado de una serie de violencias que se minimizan e invisibilizan, cientos de veces por las propias autoridades y un sinfín de casos son testigo de esta falla”, advirtió.

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La Red indica que otro reflejo de la impunidad en México es que el 27 por ciento de los agresores de las mujeres que solicitaron apoyo tenían antecedentes penales y el 29 por ciento usaban armas de fuego. Aunado a que el 14 por ciento contaba con vínculos militares o políticos, “lo que limita la posibilidad de que las víctimas puedan solicitar ayuda”.

Las cifras de las que da cuenta son alarmantes: el 29.37 por ciento de las mujeres a las que atendió la RNR informó sufrir agresiones psicológicas, 33.50 por ciento físicas, mientras que dos de cada 10 mujeres detallaron haber sido víctimas de todos los tipos de violencias, entre ellas la sexual, económica y patrimonial.

“Cuando salimos de la casa mi pequeña venía con un llanto que me arrancaba el alma, la grande no decía nada, tenía la vista perdida, yo estaba muy confundida, tenía miedo de saber si era real que iría a un lugar seguro (…) llegamos al centro y mi hija rompió el silencio, dijo ‘aquí no nos encontrará’, y abrazó a su hermana, quien se quedó dormida, sentí tanto alivio (…) lloré hasta dormirme”, relató una mujer de 31 años, quien es  usuaria de Casa de Emergencia de la RNR.

De hecho, la situación no es distinta para las niñas y niños. En los espacios de protección y atención, la Red detectó que habían sufrido diversos tipos de violencias entre ellas: física con un 27.94 por ciento, psicológica con 28.36 por ciento, patrimonial con 21.24 por ciento, trata infantil con 16.50 por ciento y sexual con 5.65 por ciento.

“Exigimos un Gobierno que contemple a las mujeres como eje de incidencia en su agenda y que arranque el patriarcado y la impunidad de cada una de sus instituciones en los tres órdenes de Gobierno y en las 32 entidades federativas, solamente así podremos hablar de una verdadera transformación”, demandó la organización civil.

Con información de Sin Embargo