Carlos A. Sánchez
Media Cancha Deportes
Cuando se anunció que Diego Armando Maradona venía a dirigir un club del Ascenso MX, todo lo presupuestado era un golpe mediático de mercadotecnia con entradas al estadio y playeras con su nombre, pero jamás pasó por la cabeza de nadie que su inspiración para los jugadores fuera tanta que resultara en llevarlos hasta la liguilla.
Cuando Diego tomó las riendas del Gran Pez, el equipo marchaba en el sótano de la tabla general y poco a poco fue subiendo, de tal manera que cerró la campaña en la posición 7.
La entrada a la liguilla ya era por sí sola un gran triciclo para “El Pelusa” y ahora la cosa era diferente porque te enfrentabas al número 2 que había tenido un torneo fantástico, los Mineros de Zacatecas.
El juego de ida fue muy aburrido y el empate a 0 complicaba el duelo de Dorados, sin embargo, ayer por la tarde, en la vuelta desde suelo zacatecano y sin Diego en el banquillo, el equipo dorado encontró la victoria por la mínima para instalarse en la semifinal el Apertura 2018 del Ascenso MX.
Su siguiente rival será la prueba más dura de Maradona desde septiembre que llegó a dirigir en nuestro país, pues no sólo se juega el pase a la gran final, sino que van ante el líder Bravos de Juárez, el mejor equipo de todo el torneo, de la rienda de un viejo lobo de mar, Gabriel Caballero, quien, dicho sea de paso, viene de ser campeón con Cafetaleros, pero por las reglas del Ascenso no pudo subir a primera.
El Pelusa busca demostrar que es un entrenador de verdad y, más que eso, llegar al máximo circuito de nuestro fútbol mexicano.