La sobrina del emperador Naruhito e hija de Akishino, uno de los tres únicos herederos al trono del Crisantemo, ha dicho que espera “llevar una vida tranquila” en Nueva York, donde vivirá tras renunciar a su estatus de realeza para casarse con un plebeyo, el abogado Kei Komuro.
Estados Unidos se está convirtiendo en un refugio para príncipes.
La princesa Mako de Japón llegó el domingo a vivir a Nueva York con su esposo, casi dos años después de que el príncipe Harry y su esposa Meghan Markle se mudaron a California.
La sobrina del emperador Naruhito y su flamante esposo, Kei Komuro, llegaron al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy tras 12 hora de vuelo desde Tokio, según varios reportes.
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Mako y Kei comenzarán una nueva vida en la Gran Manzana, alejados de los medios japoneses que los abrumaron durante años al reportar cada mínimo detalle de su noviazgo y boda sin pompa.
Al igual que el príncipe británico, la princesa renunció a su estatus de realezaantes de mudarse al nuevo continente.
Según la BBC, Mako y su esposo quieren rentar un apartamento en la ciudad de Nueva York, donde él trabaja en una firma legal tras graduarse de abogado en la Universidad Fordham.
“(Espero) llevar una vida tranquila en mi nuevo ambiente”, dijo la princesa después de casarse el mes pasado en Tokio.
La hija de Akishino, uno de los tres únicos herederos al trono del Crisantemo, perdió su estatus real al desposar a un plebeyo, conforme a las normas de Japón.
La boda y pérdida de estatus real de Mako trajo de nuevo a la palestra la crisis de la sucesión al trono en Japón, atizada por el hecho de que las mujeres no son aptas para dirigir la monarquía y pierden su estatus real al casarse con plebeyos.
Mako y Kei, ambos de 30 años, estuvieron bajo la lupa durante todo su noviazgo y sobrellevaron críticas hasta el día de su boda, cuando un grupo de gente protestó en las calles por su unión.
A Kei lo acusaron de querer casarse con Mako por interés, de no ser digno de una princesa y hasta de regresar de Estados Unidos para la boda con el pelo largo recogido como cola.
Horas después de casarse, Mako y Kei solo ofrecieron una conferencia de prensa– que ellos mismo pagaron para evitar habladurías.
“Reconozco que hay distintas opiniones sobre nuestro matrimonio. Muchas disculpas a quienes les causamos problemas. Estoy agradecida con quienes han estados preocupados en silencio por nosotros, o aquellos que siguen apoyándonos sin dejarse confundir por información sin base”, dijo la sobrina del emperador.
La princesa, sin embargo, dejó en claro que ama a su esposo.
“Kei es una persona irremplazable para mí. Y para ambos, el matrimonio era una decisión necesaria en nuestras vidas para proteger nuestro amor”, dijo Mako, quien ya no puede usar el título de princesa.
Las críticas magnificadas por las redes sociales fueron tantas y tan mordaces que dejaron a Mako con síntomas de estrés postraumático, según el palacio.
“Amo a Mako”, dijo Kei tras su boda. “Me gustaría pasar el resto de la única vida que tengo con la persona que amo”.
Mako y Kei se conocieron cuando estudiaron en la Universidad Internacional Cristiana, en Tokio. Kei le propuso matrimonio hace ocho años y continuaron con una relación de larga distancia. Ella luego se mudó a Inglaterra para estudiar una maestría en estudios de galerías y museos de arte en la Universidad de Leicester, en Gran Bretaña, mientras que él se mudó a Nueva York a estudiar leyes.
La familia real japonesa tiene solo tres herederos al trono: Akishino, de 55 años; Hisahito, de 15 años, hermano de Mako; y Masahito, tío del emperador, de 85 años. Los posibles hijos de Mako ya no son aptos para la sucesión al trono.
Con información de Univision