Salgy Baran, una joven de 18 años, obtuvo la mejor calificación en los exámenes de acceso a la universidad en Afganistán; sin embargo, tras el regreso del gobierno Talibán, la mejor estudiante teme por su futuro, pues no está segura de que se le vaya a permitir continuar entrar a la escuela.

La estudiante de 18 años obtuvo la calificación más alta en el examen de ingreso a la universidad. | AP© Proporcionado por Milenio La estudiante de 18 años obtuvo la calificación más alta en el examen de ingreso a la universidad. | APBaran quiere quedarse en el país y convertirse en doctora, pero igual que les ocurrió a muchos otros afganos, esos planes quedaron en suspenso cuando el Talibán entró en la capital, Kabul.

“Ahora mismo no tengo miedo, pero estoy preocupada por mi futuro ¿Me permitirán recibir una educación o no?”, dijo Baran.

Baran nació en una familia de clase media en una zona rural del este de Afganistán, donde la atención de salud es escasa a pesar de dos décadas de ayudas internacionales al desarrollo.

Comentó que su padre, quien padecía diabetes, murió cuando ella tenía siete años luego de que un médico le inyectó una sobredosis de insulina. Eso la hizo querer convertirse en el tipo de doctor que no comete errores.

La familia se mudó a Kabul en 2015, donde hay menos restricciones sociales para las mujeres. Su familia dedicó sus recursos a apoyar sus estudios. La describen como una niña tranquila que pasaba muchas horas leyendo y estudiando matemáticas.

Los exámenes de acceso a la universidad de este año se celebraron antes de la toma de poder talibán.

Baran obtuvo la nota más alta de los cerca de los 174 mil estudiantes que realizaron el examen de ingreso, según la Autoridad Nacional de Exámenes, lo que le garantizó su lugar en la Universidad de Ciencias Médicas de Kabul, uno de los mejores centros educativos del país.

Pero por el momento nadie sabe qué pasará, pues aunque Baran y su familia no tienen planes inmediatos para unirse al éxodo de afganos, están preocupados por qué les deparará el futuro.

“Con el anterior gobierno tenía metas, lo tenía todo planeado para los próximos años. Pero con este gobierno no puedo decir nada. Incluso el mañana es incierto», comentó.

Toda una generación de mujeres afganas se han beneficiado de un nuevo orden respaldado por el occidente, establecido tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2001 que derrocó a los insurgentes.

Unicef estima que 3.7 millones de niños afganos no están escolarizados, de los cuales el 60 por ciento son niñas, y que el 17 por ciento de las niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años.

En vísperas de la toma de poder de los talibanes, las niñas acudían a la escuela, especialmente en Kabul y en otras ciudades, y había mujeres en el parlamento, en el gobierno y en empresas. Muchas temen que los talibanes les hagan retroceder en el tiempo.

Cuando el Talibán gobernó el país por última vez, las mujeres no podían acudir a la escuela ni trabajar fuera de casa. Solo podían salir a la calle si iban acompañadas de un familiar hombre, e incluso entonces debían cubrirse de pies a cabeza con un burka.

Abdul Baqi Haqqani, un funcionario talibán que supervisa la educación superior, dijo que las mujeres podrían continuar con sus estudios en “instalaciones adecuadas” sin ofrecer más detalles.

Pero ante reunión de clérigos musulmanes a principios de semana, otro funcionario, Mohammad Khalid, expresó su disgusto por la idea de que niños y niñas compartan aula.

Las interpretaciones de la sharia, o ley islámica, varían mucho en todo el mundo musulmán, pero en la mayoría de los países las mujeres pueden estudiar y trabajar con relativa libertad. El Talibán podría exigirles simplemente utilizar velo islámico o insistir en la separación de sexos en las aulas.

El Talibán dice que la evacuación masiva de extranjeros y afganos temerosos de su gobierno debe terminar el 31 de agosto, la fecha límite fijada por Estados Unidos para retirar a sus últimos soldados del país tras 20 años de guerra.

Han acusado a las naciones occidentales de sacar a médicos, ingenieros y otros profesionales cuyas habilidades serán necesarias para reconstruir una nación arrasada por la guerra. Si ese es el caso, deberían esperar que Baran se quede.

Con información de Milenio