La derecha mexicana, con tintes neofascistas, debe condenar inmediatamente el atentado contra la senadora de Morena y bajar los ánimos de los fanáticos que los siguen en redes sociales.
“Alguien que haga paro y mate a AMLO”; “Ya que alguien le de un balazo a AMLO por favor!”; “Alguien mate a AMLO”; “Vale madre, alguien ha (sic) mate a AMLO paaaar favaaaaar”(sic); «Alguien mate a AMLO y listo; se acabó la rabia. Los perros se van a alebrestar, pero pues ya tan siquiera estará muerto”; “Deberían hacer un genocidio de seguidores pendejos de amlo :)”, “(Díaz) Ordaz ya habría eliminado la amenaza roja de morena (sic) rápido y sin pena… Como haces falta Gustavo” y “Maten a los chairos” son algunos de los mensajes de odio que fanáticos de la derecha difunden todos los días contra el presidente Andrés Manuel López Obrador, miembros del actual gobierno y sus simpatizantes, en redes sociales.
La violencia verbal, los insultos, el acoso contra mujeres y el «bullying» constante en redes sociales contra lopezobradoristas por parte de trolls y bots de la derecha es algo que cualquiera que use redes sociales experimenta a diario. La pregunta no era cuando uno de los sociópatas que se escudaban detrás de un teclado y una pantalla llevarían su mensaje de odio a la vida real, sino cuando.
El fallido atentado contra la senadora de Morena Citlalli Hernández es un verdadero parteaguas en la política mexicana. Afortunadamente, Citlalli está bien. El artefacto explosivo que le enviaron fue, gracias al cielo, un fracaso. Pero el mensaje de odio, de misoginia, de clasirracismo, en contra la legisladora y los simpatizantes del actual gobierno es muy claro.
La derecha y su odio y resentimiento, perfectamente documentados.
No va a poder, perdió y del sótano de su derrota no va a salir.
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— Minekovska Kia #AMLOnoEstásSolo (@MinekoKia) May 30, 2019
Nunca antes había ocurrido que un senador mexicano recibiera una carta bomba, tampoco que esta detonara dentro de las instalaciones del senado. Se trata de un hecho inédito que habla de la falta de argumentos de un algún «opositor» que busca amedrentar y lastimar o incluso hasta a matar a uno de los integrantes del actual gobierno.
Hay que hacer un poco de memoria y recordar que jamás, ni en los más duros días de la resistencia civil pacífica contra el usurpador Felipe Calderón, o del repudio contra la privatización de Pemex del fallido Peña Nieto, se rompió un solo vidrio, ni tampoco se hizo un acto terrorista contra ningún adversario político, como el que ocurrió la noche de este miércoles.
El responsable del atentado tendrá nombre y apellido, esperemos que la justicia mexicana de pronto con él o los que tramaron este atentado. Pero quien inmediatamente debe tomar cartas en el asunto es la derecha mexicana, esa «oposición» estridente que fue fulminada en las elecciones del pasado 1 de julio y que ahora únicamente se dedica a esparcir el odio en redes sociales y en algunos casos (saludos a pseudo columnistas como los repugnantes Ricardo Alemán y McArio) en medios tradicionales.
Partidos de la derecha mexicana, díganse PRI, PAN, PVEM, PRD, MC y hasta el grupito ese «México Libre«, elucubrado por Felipe Calderón y sujetos afines: controlen a sus fanáticos. Cesen en su intento de polarizar y dividir a la sociedad mexicana y en sus campañas para sembrar miedo, odio y fake news en redes sociales. Es por el bien de todos. Sean oposición si así gustan, pero una oposición responsable y sin tintes extremistas, supremacistas o neofascistas.
Las personas progresistas de este país no queremos más enfrentamientos entre mexicanos. No queremos más atentados. No queremos más baños de sangre. Así de simple.
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