Xalapa, Ver. Pionero en la producción de carne de libre pastoreo en Veracruz, el ganadero Luis Caraza Stoumen asegura que esta forma de producción es una alternativa para tener un país libre de glifosato –el herbicida más utilizado en el mundo–, evitar los gases de efecto invernadero y cuidar la salud de las personas.

Pionero en la producción de carne de libre pastoreo en Veracruz, el ganadero Luis Caraza Stoumen asegura que esta forma de producción es una alternativa para tener un país libre de glifosato y cuidar la salud de las personas. Foto Sergio Hernández Vega© Proporcionado por La Jornada Pionero en la producción de carne de libre pastoreo en Veracruz, el ganadero Luis Caraza Stoumen asegura que esta forma de producción es una alternativa para tener un país libre de glifosato y cuidar la salud de las personas. Foto Sergio Hernández VegaEn 2006 Caraza Stoumen, fundador de la Ganadería La Luna, abandonó la cría de ganado convencional para emprender la producción de carne de libre pastoreo, “tomé el proyecto que mi padre comenzó hace unos 50 años y cambié la forma en que él lo hacía, al pasar de un sistema rotacional a uno de tipo racional”.

A primera vista, Ganadería La Luna, ubicada a 11 kilómetros de la capital del estado, en el municipio de Jilotepec, parece cualquier otro potrero dedicado a la crianza de novillos. Pero conforme las personas se internan en sus pastizales comienzan a identificarse: corredores ambientales, contenedores separadores de basura, foros para la capacitación de personal y el ganado en rotación.

En 2006 Luis Caraza Stoumen, fundador de la ganadería La Luna, abandonó la cría de ganado convencional para emprender la producción de carne de libre pastoreo. Foto Sergio Hernández Vega© Proporcionado por La Jornada En 2006 Luis Caraza Stoumen, fundador de la ganadería La Luna, abandonó la cría de ganado convencional para emprender la producción de carne de libre pastoreo. Foto Sergio Hernández VegaMientras otros productores de carne ponen sus esperanzas en alimentos elaborados con agroquímicos, abonos artificiales para hacer crecer el pasto o herbicidas, él apuesta por un pastoreo racional.

“La diferencia es muy sutil, pero es muy significativa, consiste en llevar el ganado a un potrero para que coma el follaje en su punto óptimo y luego lo vamos brincando de uno a otros, observando el desarrollo del boscaje”, explica.

El ganadero detalla que al introducir una alta población de ganado en un potrero, este se vuelve menos exigente y come todo el follaje a su disposición. Luego deposita el estiércol, que nutrirá a la tierra. Y entonces, los animales serán pasados a otros para dejar que el del primer sitio se regenere.

Entre cada parcela, Caraza Stoumen ha establecido corredores ambientales, una franja de dos metros de ancho que corre a lo largo de los potreros, en donde intercala árboles de tres especies diferentes. Estos lugares a su vez, conectan con islas de árboles.

“Para qué pelearnos con la naturaleza en aquellas partes del terreno que no son aptas para el pastoreo, mejor dejarlas como islas, dando espacio a la diversidad”, explica el ganadero, que está conforme con abandonar los químicos, abonos y herbicidas.

“El glifosato es un herbicida muy eficiente, que controla las mal llamadas malas hierbas, pero en el camino acaba con otros microorganismos que rompen el balance del suelo, cuando tienes un ganado bajo el esquema de libre pastoreo, no los necesitas, el herbicida tiene cuatro patas, una boca y, además, a través del excremento abona la tierra”.

Caraza Stoumen dice: “me siento tranquilo con no usar el glifosato, ni otras sustancias, porque no es necesario en este tipo de producción”.

“La ganadería de libre pastoreo genera más biodiversidad, una gran cantidad de especies vegetales, más microorganismos, hay más insectos en el suelo, aves, mamíferos y eso acaba haciendo más rico el ambiente”, aseguró.

Otro de los servicios ambientales de la producción de carne de libre pastoreo, dice, es el secuestro de carbono, “un mexicano produce al año un promedio de 5 toneladas de CO2, una hectárea de potrero, manejado en la forma en que nosotros lo hacemos, elimina 10 toneladas de CO2, es decir, por cada hectárea hago una labor al sistema de secuestrar lo que producen dos mexicanos”.

Añade: “si todos los ganaderos produjeran carne como lo hacemos aquí, con un sistema racional, hay 100 millones de hectáreas de praderas en el país, neutralizaríamos la producción de CO2 de todos los mexicanos”.

Caraza Stoumen afirma que frente a las ventajas que tiene este proceso, tiene varios retos por delante, “hacer la conversión de un proceso convencional a racional es costoso, y no está reconocido por el consumidor”.

Explicó que la producción de carne de libre pastoreo tiene un costo 30 por ciento más alto que en un proceso convencional.

“Las personas no reconocen que este proceso tiene un alto valor para la naturaleza y para la salud de las personas, y no siempre están dispuestos a pagar más”, precisa Caraza Stoumen.

Otro desafío es que las personas aumentarán la demanda de carne de libre pastoreo, y que haya más puntos de distribución.

Asegura que la conversión del rancho La Luna “es una satisfacción personal enorme el ver que estás transformando algo, y que no sólo es plantar arbolitos aquí o ponerlos allá, es cambiar de fondo, con un proyecto económico que lo haga sustentable, un proyecto biológico, y es una enseñanza que le dejo a mis hijos. No es sólo un negocio, es un proyecto de vida”.

Ganadería La Luna es uno de los 10 productores de carne de libre pastoreo en la entidad y 15 años después de comenzar su conversión de lo convencional a lo racional, tiene una producción de 400 litros diarios y 20 toros al año. Sus productos se distribuyen en el Tianguis Agroecológico de Xalapa.

Con información de La Jornada