Maduro busca hacerse del control del Congreso, en unas legislativas en las que los principales partidos de la oposición no participaron; EU y la UE dicen que no reconocerán resultados.
Con escasa concurrencia de electores Venezuela se realizaron ayer las elecciones de la Asamblea Nacional, boicoteadas por las principales fuerzas opositoras, que alegaron “fraude”.
A pesar de la poca presencia de votantes el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió, pasadas las 6 de la tarde, prorrogar al menos por una hora más el proceso alegando que aún “se mantiene la concurrencia de electores” a las puertas de los centros de votación. “El fraude ha sido consumado y el rechazo mayoritario del pueblo de Venezuela ha sido evidente”, dijo anoche el líder opositor Juan Guaidó en un mensaje que difundió en redes sociales, al asegurar que la mayoría de los venezolanos expresaron su rechazo al presidente Nicolás Maduro al no salir a votar.
Basado en reportes del Observatorio contra el Fraude de la mayoría opositora de la Asamblea Nacional, Guaidó expresó en Twitter que más de 82% de los venezolanos se abstuvo de votar. Unos 20.7 millones de venezolanos estaban habilitados para participar en la elección de 277 diputados, entre unos 14 mil candidatos.
“La Asamblea Nacional seguirá en funciones para lograr elecciones presidenciales y parlamentarias libres», anunció el presidente del Congreso. Agregó que la mayoría opositora se mantendrá en sus funciones basada en el “principio de continuidad constitucional”. Guaidó, quien ha sido reconocido como presidente interino de Venezuela por casi 60 países, señaló que “el cambio no lo podrán parar. Esto es insostenible”, e invitó a los venezolanos a salir el 12 de diciembre para participar en la “consulta popular”, una herramienta que propuso como respuesta a las parlamentarias, que se celebrará entre el 7 y el 12 de diciembre.
Horas antes, Maduro celebró la votación y dijo que con ella “nace una nueva era en Venezuela y nos damos la oportunidad de iniciar un proceso verdaderamente democrático para la recuperación de nuestra amada patria”. Maduro aprovechó en una transmisión de la televisora estatal para atacar al actual Congreso, de mayoría opositora, al que acusó de incurrir en “traición al haber pedido sanciones contra la economía de todo un pueblo que nos ha llevado a una situación dolorosa”.
De cristalizarse una victoria de los candidatos oficialistas, Maduro se asegurará el control de todos los poderes públicos, mientras que la oposición quedará sin ningún piso institucional y muy limitada para ejercer alguna presión contra el gobierno, lo que según analistas acelerará el final de los últimos vestigios de la democracia venezolana. “Diga lo que diga Donald Trump o Iván Duque —presidentes de Estados Unidos y Colombia—, el pueblo de Venezuela va a elegir su Asamblea Nacional y el 5 de enero nace un Poder Legislativo nuevo”, afirmó el mandatario.
Pero la recuperación del Legislativo por parte del oficialismo tendría un sabor amargo para el mandatario izquierdista, puesto que los comicios son rechazados por Estados Unidos, la Unión Europea y buena parte de los países de la región que han cuestionado la jornada, asegurando que no se cumplen las condiciones para un proceso electoral transparente y democrático.
El jefe de la diplomacia de EU, Mike Pompeo, tachó de farsa y fraude las elecciones parlamentarias: “Los resultados anunciados por el régimen ilegítimo de Maduro no reflejarán la voluntad del pueblo venezolano”, tuiteó. La Organización de los Estados Americanos (OEA) adelantó que desconocerá el resultado.
Información: El Universal


