Alejandro Hernández Tenchipe
Hace no muchos años, se consideraba que sólo tenía su lugar asegurado en la Selección Mexicana aquel futbolista que jugara en el extranjero, principalmente en Europa, pero hoy en día ya no es así.
¿Recuerdas aquel capitán de la Sub-17 que se coronó en el lejano 2011 en el Mundial celebrado aquí en México? Antonio Briseño, un defensa central de altas cualidades, a quien el fútbol mexicano, hace ya más de un año, principalmente por la falta de oportunidades, obligó a emigrar del país para probar suerte en el Viejo Continente, específicamente al CD Feirense de la primera división de Portugal.
A sus 24 años, el zaguero mexicano vive el mejor momento de su carrera, consolidado como titular indiscutible de su equipo, que es el menos goleado del campeonato.
Considero que éstas son razones irreprochables para tener al menos un llamado a la Selección, más ahora que, con el cambio generacional, se buscan futbolistas que asuman el puesto de liderazgo y responsabilidad que esto conlleva, cosa que ha comprobado en selecciones menores.
Pero no es así, no ha recibido ningún llamado y, al no tener muchos reflectores, pasa desapercibido para algunos medios de comunicación, a pesar de que juega en una liga más importante que otros seleccionados que, aparentemente, tienen un lugar seguro dentro de los partidos oficiales.
